LA EMBOSCADA BURGUESA,

"La política de diálogo conduce a la clase obrera a corregir leyes y aceptar la super explotación; mientras que la posición clasista de los trabajadores, es organizar la lucha y derrotar la política laboral, que con renovado esfuerzo sostiene la burguesía y su Estado"-

Las marchas de los menesterosos surgen de la práctica social contra déspotas y autócratas en el sigo XIX, fueron cobijadas por el clero, que aspiraba la benevolencia del autócrata. En ese período la lucha de los trabajadores buscaba abrir la democracia burguesa. Su clamor fue respondido con jornadas represivas sangrientas. Un indio más, un indio menos, no importaba a los gobernantes de turno, lo importante era sofocar la rebelión. Con la modernización de los ejércitos y la policía, se usan las bombas de gas y las balas de goma con el mismo propósito. En el momento presente, la clase dominante ha emboscado a los trabajadores, con la Constitución y las leyes preparadas por el régimen. La emboscada no surtiría efecto, de no ser por la práctica parlamentarista y legalista que han impuesto sobre el movimiento social la burocracia ligada al oficialismo. Sólo de esta manera se explica que la movilización haya sido detenida mediante comisiones y mesas de diálogo.

Mientras las masas debaten y son divididas por los agentes del oficialismo, el régimen conduce la danza de los millones, se financia al Estado y a la burguesía con crédito interno y externo del IESS, la CAF, el BID, el FMI o préstamos de los gobiernos chino y ruso; de manera que, por un lado se dice, se ha pagado la deuda externa y por otro, se abre una inmensa puerta para traer millones de dólares. Se dice que los miles de millones resolverán la crisis, pero las denuncias demuestran que lo único que han abierto es el negociado, el fraude; sin embargo, ninguna persona ha sido enjuiciada ni sancionada por los negociados en los distintos ministerios como salud, educación, deportes, entre otros.

Como política anti crisis, fueron usados los dineros del IESS, para resolver la falta de liquidez en el mercado y poner en marcha el aparato productivo. La magnitud de la crisis se revela cuando un millón trescientos mil ciudadanos reciben 35 dólares en calidad de auténticos damnificados sociales. La bondad burguesa no tiene límites en el discurso; hoy, quiere endeudar con "crédito barato", reparto de tierras, "reforma agraria de macetero", tarjetas de crédito; lo que sea para detener la protesta social.

De manera que la primera emboscada funcionó con la oferta electoral de cambios y se concretó en una Constitución. Mientras que la segunda emboscada es el marco jurídico e institucional con el que busca consolidarse la alianza de la oligarquía con los intereses extractivos del capital internacional. Cuánta generosidad en el régimen, permitir que los humildes "discutan" cómo han de someterse a su consenso. Los ideólogos del oficialismo dicen que nos encontramos ante un gobierno revolucionario, de democracia participativa; entonces cabe preguntarse ¿por qué la represión en las marchas? Si fuera así, las mesas de diálogo salen sobrando. Los hechos y no las palabras demuestran la naturaleza de un régimen político, y a qué intereses y grupos pretenden representar en el actual ciclo económico burgués.

Esta generosidad del régimen y sus voceros oficiales se aclara cuando estos se explican que las luchas sociales son el resultado de que los trabajadores "no han entendido, han leído mal, no han entendido el contexto general y se fijan en términos", llevan a los dirigentes populares a las mesas de diálogo para discutir los textos y remitirlos al parlamento para que éste los apruebe de "un solo toque", consolidando así la política combinada de intereses monopólicos nacionales y extranjeros.

Doscientos mil trabajadores a la calle en el primer año de gobierno; más de cien mil en el segundo; la cifra sigue creciendo dentro de una población económicamente activa que se dice sería de seis millones de habitantes, más del 60% están en el desempleo y subempleo. Es el hambre, los bajos salarios, el desempleo, lo que conspira contra las democracias capitalistas y es el resultado natural de la voraz explotación oligárquica e imperialista. Cuando las masas se movilizan, no lo hacen como producto de la manipulación sino por las razones objetivas del desempleo y miseria en que viven; por la inseguridad en su puesto de trabajo y porque se han cansado de reclamar por medios oficinescos.

La lucha del pueblo es por el trabajo, es una lucha por la justicia y la libertad; como resultado de la toma de conciencia de sus derechos, y exige que se los respete, no porque haga el juego a la oligarquía, como dice el régimen. La oligarquía y el imperialismo danzan alrededor del gobierno, hacen negocios, reciben contratos, subsidios, créditos y son parte de los viajes de la comitiva oficial. Es posible que la derecha aproveche la movilización social para ajustarle los zapatos y obligarle al régimen a caminar más rápido por sus intereses; por eso no hay oposición burguesa visible.

Pero desde los ingenuos hasta los oportunistas, desde los reformistas hasta los social patriotas y todos los arribistas, han abandonado el programa socialista de los trabajadores por la toma del poder y trabajan frenéticamente para convencer a la juventud, maestros, trabajadores y campesinos, a policías y soldados, de los grandes logros de la Revolución Ciudadana. En la modesta opinión del reformista medio, lo conseguido es el triple de lo que aspiraban.

Ningún gobierno progresista, hace de la corrupción su arma principal para consolidarse. El actual, como todo régimen burgués ha vuelto a repetir el viejo recetario anti crisis: subsidios, crédito, nacionalizaciones de empresas quebradas; violencia política anti laboral y endeudamiento de los pobres con micro crédito para fortalecer a los monopolios de la banca y el comercio.

Tanto los "marxistas" que preconizaban la lucha armada entre los sesenta y setenta,  como los que defendían un programa socialista de reformas, se han alineado en el acuerdo burgués y son parte del cuerpo expedicionario que trabaja para emboscar y destruir la organización, movilización y resistencia de los trabajadores, y son los que negocian aún a espaldas de sus bases con el gobierno de la patronal.

Las marchas no cesan. Los obreros confraternizan. Si la clase obrera se moviliza pondrá al descubierto el neoliberalismo del actual régimen y su política pro oligárquica y pro imperialista.

Separar el campo de interés, entre patrones y trabajadores, es avanzar a la victoria. Con la independencia política de clase, la clase obrera recupera la iniciativa y dirección de la lucha social.

Frente a la emboscada capitalista, que es una política autoritaria que sirve al interés de los patrones en contra de la clase obrera, levantar las banderas de lucha por el programa revolucionario de los trabajadores del campo y la ciudad, por salario, pan, trabajo, tierras y derechos.

Con la fuerza de los trabajadores romper las leyes de los explotadores

Organizarse es comenzar a vencer

Lucha a muerte por una patria nueva

Patricio Torres Encalada
Movimiento de Izquierda Revolucionaria - MIR
Noviembre 2009
Reedición: Octubre 2010.